La Hermandad de las Sobrevivientes de Cáncer

“Me temo que no tengo buenas noticias para ti”, dijo mi amiga quien también es mi ginecóloga. Podía escuchar la consternación en su voz. Este no era el resultado que ella esperaba y no el que describió cuando hizo la biopsia en su oficina unos días atrás. “Las células eran anormales”.

“Esto que significa?” pregunte, pero ella aun no pronunciaba una palabra. Aun no decía “tienes cáncer en el útero”. De hecho, ni en esa conversación, ni en la del día siguiente o durante nuestra caminata posterior, ella pronunció esas palabras. Era solo al nombrar los centros donde podría tener la cirugía que la palabra cáncer era mencionada. Era una palabra de miedo. Ahora entiendo el por qué las personas evitan decirla: para evitar reconocer el temor y el poder que parece ejercer.

Cuando era una niña me encantaba sentarme en las piernas de mi madre mientras ella compartía con sus hermanas en la cocina. Las escuchaba hablar, contar historias, compartir sus ilusiones y miedos, y ante todo compartir sus risas. Apreciaba ser parte de esa hermandad, aunque fueron muchos años después cuando las palabras “apreciar” y “hermandad” significarían algo para mí.

En el momento cuando mi amiga me comunicó los sorprendentes resultados de la biopsia, empecé a ser parte de una gran hermandad global de mujeres quienes han recibido diagnósticos similares. Inmediatamente sentí la conexión. No era una hermandad lo que alguna vez había esperado para participar, pero ahí estaba y durante los siguientes días y semanas experimenté una clase de unidad en amor y apoyo que me sorprendió y me reconfortó. Ahí estaba cuando hablé con la mujer quien programó mi cita con el ginecólogo oncológico, cuando fui al centro de radiología para los exámenes previos a la operación, cuando llamé para programar otro examen y la enfermera dijo “Acabo de pasar por esto con mi hermana y quiero que sepa que ella está bien”. Esa fue la primera vez que lloré. Ella quería que supiera que no solo su hermana estaba bien sino que yo iba a estar bien. Estuve bien, estoy bien y estoy profundamente agradecida.

Al considerar elecciones poderosas antes y después de mi cirugía, decidí decirle a muy pocas personas acerca del diagnóstico o tratamiento. Decidí que no tendría la energía requerida para cuidar de quienes estarían preocupados o asustados. Sabía que sería una carga muy pesada para preocuparme por ellos cuando lo que realmente necesitaba era cuidar de mi misma!

La mañana de la cirugía recibí un mensaje de texto de una de las pocas personas que sabían dónde yo estaba en ese momento. Lo comparto porque me dio fortaleza y porque en años y años de oración nunca escuche una plegaria que me tocara de la manera que ésta lo hizo. Agradezco a la joven quien me la envió, la hermana quien amorosamente me acogió en el círculo de las sobrevivientes de cáncer.

Buenos días Sarah.
Solo quería enviarte este texto para dejarte saber que te estoy pensando y estoy orando por ti!
Dios, te ruego vayas delante de tu hija Sarah. Acompáñala, mantente junto a ella y cúbrela alrededor. Te damos gracias por el regalo de la paz que sobrepasa todo entendimiento. Te agradecemos por los cirujanos y la claridad que les estás dando para hacer su trabajo con excelencia y precisión. Te damos gracias por una tranquila recuperación ! Amén !

Photo Credit: © Ermolaevamariya | Dreamstime.com

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Sarah