Logro Académico como una Salida

Dedication: Dedicación: Me gustaría dedicar este relato a la niña que era yo cuando tenía 12 años de edad, por ser tan valiente y tan dedicada a pesar de tantas dificultades. Estoy contenta con la forma en que resultaron las cosas. He sido capaz de vivir mi vida exactamente de la manera que yo he querido vivir, y todo empezó con esa chica haciendo lo más que pudo con lo poco que tenía.

Cuando yo tenía 12 años, nosotros (mi madre y mis dos hermanos y una hermana) nos mudamos desde Colombia a los EE.UU. para vivir con mi padre que había emigrado 7 años antes. Llegamos a descubrir que él se había convertido en un alcohólico y apenas hacia suficiente dinero en su trabajo en la fábrica para pagar las cuentas y mantener su hábito de beber. No hablabamos Inglés, no estábamos familiarizados con la cultura y conocíamos muy poca gente en nuestro nuevo país. Las cosas en casa siempre estaban tensas con la bebida de mi padre, sus cambios de humor violentos y las preocupacionesconstantes de dinero.

En casa, yo me sentía impotente y temerosa, y en la escuela me sentía como una extraña. Para mi noexistía un lugar de tregua en esos días. Era poco lo que yo podía hacer para cambiar la situación en la casa, pero me di cuenta de que donde yo podía cambiar mi situación era en la escuela. Así que decidí aprender Inglés lo más rápido posible. Me conseguí un diccionario Inglés-Español y lo llevaba conmigo donde quiera que fuera. Cuando recibía las tareas, en casa las traducia al español, hacia el trabajo en español y luego lo traducía de nuevo al Inglés. Quisiera haber guardado algunas de estas primeras asignaciones, porque me puedo imaginar lo aspero que debieron haber sido las traducciones, y cómo los maestros probablemente se reían al leerlas!

Fue mucho trabajo, era como hacer el doble de la tarea todos los días. Pero poco a poco, había cada vez menos necesidad de traducir la tarea, hasta que llegó un momento en que estaba al día con las clases y con las asignaciones. Mis habilidades verbales estaban todavía ásperas, pero al menos era capaz de descifrar lo que pasaba en la clase. Llegó como una sorpresa cuando, al final del año, nuestro maestro, el Sr. Edson, me presentó un trofeo por “mayor mejoría.”

Un año despues fui a la escuela secundaria y me enfrentaba a un nuevo conjunto de desafíos puesto que el trabajo era más complejo. Pero me dediqué a la escuela de la misma manera que me había dedicado a aprender Inglés, porque ahora tenía la mirada puesta en ir a la universidad. No sabía cómo iba a hacerlo; para entonces, mis padres se habían separado, y estábamos viviendo con medios aún más limitados.

Había una escuela de secretariado en mi barrio donde se ofrecieron clases nocturnas y préstamos financieros. Después de hacer algunas averiguaciones me matriculé con la idea de que con un diploma de secretaria me podría conseguir un trabajo para pagar la universidad. En mi último año en la escuela secundaria obtuve mi diploma de secretaria y también un trabajo en la misma escuela de secretariado enseñando una clase de computación. Mis días comenzaban a las 7 de la mañana y terminaban a las 11 de la noche.

Cuando mi escuela secundaria anunció la clasificación de los estudiantes de la clase de graduación, me dijeron que yo estaba en el puesto número siete en una clase de más de 400 estudiantes. Yo había estado tan ocupada tratando de mantenerme al día con el trabajo escolar que no tenía idea de que en realidad había superado la mayor parte de mi clase en el desempeño académico.

Esas buenas calificaciones me aseguraron la admisión en la universidad estatal, y una serie de préstamos y becas para estudiantes me permitieron pagar parte de la matrícula. Con mi diploma de secretaria pude conseguir trabajo y pagar por el resto de mis gastos. Cuatro años despues (y diez años en los EE.UU.) yo logré obtener un título de licenciatura y así logré cumplir mi misión.

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Jamila Hammad